Más regiones establecen medidas para proteger a los niños de la radiación ultravioleta, entre ellos Ayacucho, Piura y San Martín. Estas regiones aprobaron mediante ordenanza el uso obligatorio del sombrero de los escolares como parte del uniforme. Estas medidas son acertadas. En regiones calurosas como la nuestra exige que las personas nos cuidemos de los efectos de los rayos, especialmente los niños.
Pero hay medidas que tienen que ir más allá como dotar a los estudiantes de ambientes de confort donde pueden desarrollar sus aprendizajes sin ningún impedimento.
La experiencia laboral docente me lleva notar que, cuando se realiza las clases en un día cuya temperatura oscila entre los 25 a 30 grados los estudiantes tienen poca concentración y motivación para aprender.
Tienen signos de aburrimiento, sueño, irritabilidad, cansancio, dolor de cabeza, piden permiso con frecuencia para ir al baño. Muchas veces los estudiantes muestran incluso actitudes violentas contra sus compañeros, por eso el docente tiene que dejar el aspecto académico para controlarlos, entre tanto, el tiempo no le permite cumplir con el objetivo establecido de la clase.
Los estudiantes no solo hacen notar su malestar de manera indirecta, sino lo expresan verbalmente pidiendo muchas veces permiso para comprar agua para asearse la cara de la sudoración o calmar su sed. La sudoración desencadena otros problemas como la necesidad de bañarse o cambiarse de vestido, el cual no es posible por las circunstancias del momento.
El mismo docente sufre los efectos del calor. Pese al deber que tiene que cumplir, mantenerse motivado y motivar a los estudiantes en un momento caluroso no le es posible. No tiene el mismo estado de ánimo comparado con un día con temperatura normal.
El docente prepara sus clases teniendo en cuenta las condiciones climatológicas, sin embargo, no le es suficiente para controlar la influencia del calor. No basta la motivación del docente para controlar la influencia del calor en el estado de ánimo de los estudiantes.
Las aulas de las instituciones educativas no están acondicionadas acorde al clima y a la ubicación geográfica de la localidad, el techo es de calamina el que aumenta el calor, las paredes no tienen ventanas que permite una ventilación adecuada, no cuentan con ventiladores electrónicos u otro equipo que regule la temperatura.Cuando se tiene formación para ceremonias los estudiantes tienen que permanecer bajo el calor en promedio de 45 minutos en el patio. Es un castigo.
El gobierno nacional y regional de Ucayali si piensan en una verdadera revolución Educativa tienen que tener en cuenta esta realidad; pero por el momento urgentemente deben sentarse a la mesa el presidente regional con sus consejeros y levantar la mano de forma unánime para aprobar el uso de sombrero también en nuestra región. Ojalá que le brille la mente al consejero de Padre Abad para hacer este pedido.
Bilsán Salazar Uzuriaga
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