La
convulsión, la muerte en Curimaná no significa nada para las autoridades. Un
día antes de los hechos lamentables ocurrido en Curimaná, un hermano del campo de
ese distrito con un llanto incontenible y sobrecogedor, por medio del teléfono, auguraba un triste
desenlace. “Maestro”, me dijo: ”Esta vez presiento que nos van matar y estamos
dispuestos a morir por nuestro pueblo”. “Calma hermano, no pasará, no provocar
y mantenerse en la lucha pacíficamente”, era nuestro consejo.
Más
adelante, nos mandaron a comunicar con el compañero Pedro que ayudemos, que
vayamos llevando refuerzos de Padre Abad. No pudimos asistir por estar
laborando. Posteriormente, nos enteramos del cumplimiento de las palabras del
compañero, la muerte de 03 ciudadanos participantes en la lucha contra el
retorno del alcalde Loiber Rocha Pinedo a administrar la municipalidad.
Todo
eso pasó. Lo más grave hasta el momento en Curimaná, lo que siempre pedimos a
las autoridades evitar, ya sucedió; pero aún no hay una salida, una luz de
esperanza que solucione y alumbre a la oscuridad en el que está Curimaná. Ninguna
autoridad se ha pronunciado todavía indicando el camino para darle estabilidad
y marcha constitucional a este distrito.
Siguen
sumidos en la indiferencia y el olvido. Los pronunciamientos llegados solo son
cumplidos y de Pilatos, de solidaridad
de la provincia y del JNE culpando al Poder Judicial. Lo más enfermizo entre
los pronunciamientos que sigue irritando y provocando a este pueblo es venido de
parte del alcalde Loiber, quien indicó a la prensa nacional que gobernará a
distancia, desde Pucallpa. Esa actitud de las autoridades, con sus
pronunciamientos contrarios, mediocres y el silencio de los otros, siguen “matando”
a este pueblo.
En
ese mismo estado estuvieron antes, con hechos y decisiones como para narrarlos en una novela trájica y trascender en la literatura, los cuales han ido caldeando los
ánimos: malas obras, obras innecesarias, malos servicios básicos, malas
compras, acusaciones de corrupción, colusión, desfalco, prisión preventiva del
alcalde, encarcelamiento, anulación de prisión preventiva, jueces de otras
regiones aceptando recursos a favor de Loiber, suspensión al cargo de alcalde,
rehabilitación de suspensión 01 y 02, etc. Hasta llegar al pico del furor de
los ánimos y empezar a balearse, arreglar el asunto personalmente.
Lo
concreto es que Loiber tiene la credencial de alcalde rehabilitando hace poco
por el JNE como consecuencia de que el Poder Judicial de Ucayali le anulara su
orden de captura por el proceso judicial por el presunto delito de colusión en
la compra de maquinaria de segunda mano
como si fuera nueva. También lo concreto es que se tiene a un pueblo que repudia a este alcalde por los
hechos antes indicados y por las nuevas denuncias que vienen de las autoridades
de los caseríos, que está confirmado por la contraloría, malversaciones
millonarias.
Frente
a esta realidad, las entidades que tienen que acelerar para darle la salida y la paz a este distrito
son el Ministerio Público, Poder Judicial y la OCMA. Es el Ministerio Publico que tiene que
culminar con las investigaciones para
confirmar los delitos de Loiber en la compra de la maquinaria y en las
malversaciones millonarias. El Poder Judicial debe revisar su decisión última
que anula orden de prisión de Loiber. La OCMA debe investigar, analizar y
sancionar, si el caso lo amerita, al juez que anula la orden de prisión.
No más
indiferencia, señores del Ministerio Público y
Poder Judicial. Están en deuda con el distrito de Curimaná y hasta ahora
se interpreta que Uds. están también direccionados, siguen causando angustia. Es urgente el pronunciamiento de Uds. y demostrarnos que no son parte del mal.
Escribe: Prof. Bilsán Salazar
Uzuriaga

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