En sus páginas el diario
El Comercio publica sobre el conjunto de obras fantasmas en el distrito de Curimaná, cuyo responsable es
el alcalde suspendido, Loiber Rocha Pinedo, actualmente prófugo de la justicia.
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publicado por el Comercio:
En Curimaná abundan los
elefantes blancos. Uno de ellos es un armatoste de concreto que medía diez
metros y hoy yace en las aguas del río Aguaytía. La estructura, construida por
la gestión del entonces alcalde Loiber Rocha Pinedo, era parte de un sistema
que –dijo– daría agua potable (que hasta hoy no tienen) a los 8.000 habitantes
de este distrito. Dos años después de su inauguración, la obra fue arrasada por
la corriente del Aguaytía. Ello no fue novedad para quienes denunciaron que
esta y otras obras para la captación y tratamiento de agua –hoy también
abandonadas– no justificaron la millonaria inversión de casi S/8’000.000.
En Curimaná, al igual que
en otros lugares del Perú, la contradicción es parte del día a día. Pese a que
reciben una importante cifra mensual por canon gasífero (en la zona opera una
planta de procesamiento de gas natural de Duke Energy, antes Aguaytía Energy),
es uno de los lugares más pobres de la región, con altos índices de
analfabetismo, desnutrición y sin saneamiento básico.
Para beber agua, los
habitantes de Curimaná deben ir al río, obtenerla de la lluvia o abrir pozos
artesanales en el suelo de donde solo consiguen agua turbia. En la calle
principal (de las pocas asfaltadas), las tapas de cemento ocultan el sistema de
alcantarillado inconcluso, que colapsa e inunda de pestilencia el distrito
cuando hay lluvias intensas.
A falta de un sistema de
desagüe, las casas tienen letrinas en vez de baños. Estas construcciones
improvisadas de madera son cubiertas por aserrín según su uso. “Estamos
obligados a vivir como animales”, exclama indignado Joaquín Chávez (82), vecino
del distrito durante 16 de los 21 años que tiene de creación.
—Tractores fantasmas—
Curimaná es uno de los
tres distritos de la provincia de Padre Abad en la región Ucayali. Desde
Pucallpa, capital regional, se accede luego de tres horas en auto, en un primer
tramo por la carretera Federico Basadre y otros 30 kilómetros en trocha.
Los dirigentes vecinales
y la población organizada en el frente de defensa acusan directamente a Loiber
Rocha Pinedo y a sus ex funcionarios de la situación precaria del distrito y el
desfalco de los fondos del municipio. Elegido alcalde tres veces consecutivas
desde el 2006, desde mayo está prófugo de la justicia tras la orden de prisión
preventiva dictada por la Corte Superior de Ucayali.
Pero las obras
inconclusas de saneamiento no son lo único que tiene a Rocha Pinedo con un pie
en prisión. En el 2014, fue acusado junto a otros cuatro funcionarios del
delito de colusión agravada. Ellos habrían sobrevalorado el costo de maquinaria
pesada por S/2’003.520. Los vehículos adquiridos resultaron obsoletos. Y hoy
también están abandonados.
En setiembre del 2015, la
contraloría se pronunció sobre 19 de los 24 casos denunciados por el frente de
defensa, al mando de Eli Santillán. El ente de control concluyó que, además
de las irregularidades relacionadas con
el saneamiento de agua y desagüe, existían otros casos que ameritaban ser
investigados como la construcción de un arco en el ingreso del distrito, el
mejoramiento del puesto de salud y la compra de botes de madera. Hoy, las
cuentas del municipio están congeladas por la contraloría hasta que terminen la
auditoría que realizan.
—Un conflicto latente—
La violencia en Curimaná
se desató en mayo, cuando los seguidores de Rocha Pinedo se atrincheraron
durante semanas en el local municipal para evitar que Delsy Vera, la primera
regidora, asumiera la alcaldía. Ya los regidores lo habían vacado del cargo.
Hubo agresión contra los regidores de oposición, quienes hasta hoy dicen que
reciben amenazas. “Han dejado la
municipalidad casi en ruinas. Y deudas millonarias. Solo en luz debemos pagar
S/150.000”, dice Delsy Vera.
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