El
alcalde procesado del distrito gasífero de
Curimaná, Loiber Rocha Pinedo, apodado Loiber Derrocha Dinero, lleva su
función a sobresaltos, al ritmo y vaivén
de las decisiones de los salvajes de
ley. Cuando
el juez de Campo Verde, Ucayali, determina prisión preventiva, Loiber, raudo se
va a esconderse al monte y cuando el juez de Huari, Ancash, revoca esa decisión
con alguna argucia legal, corriendo sale Loiber
de su escondite para entrar contento nuevamente a la municipalidad. Su comportamiento confirma plenamente todas las imputaciones en su contra, no sabe ponerse a derecho. Por su lado, con esa monótona manera de actuar, estos seres
indolentes llamados jueces, han
sometido al pueblo de Curimaná a
la desgracia, enajenación y locura. Ya no solo rasgan sus vestiduras los
compañeros dirigentes y los ciudadanos de este pueblo marginado ante tanto
abuso, sino ahora se desnudan, exponiendo sus arrugados cuerpos, buscando
justicia y tratando de hacerse escuchar. Su
situación actual de Loiber es prisión preventiva, su deseo máximo es que sus
compadres jueces de Ancash nuevamente le salven la vida. Así se pasan los días y las horas. Jueces del caso
Loiber, hijos del mal, especializados en aplazar, fingir, robar y encubrir. Mientras
tanto, el distrito sigue paralizado, reina el caos, la zozobra y la incertidumbre. Si no decimos nada o si solo decimos y
no nos escuchan, tampoco habremos hecho nada. Tenemos que hacer mucho más para
liberar a este distrito de un alcalde parásito y de todos estos jueces zánganos. La
paciencia se acaba, los ánimos se caldean, el silencio nos mata. No podemos
seguir callados. Juventud, dónde están esas energías santas e inteligencia
aguda para combatir contra estos salvajes de la ley.

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