Diario oficial El Peruano, en su publicación digital
del 03 de enero del presente, hace una amplia referencia de la psicóloga Laura
Mantilla, jefa zonal de Divida en Pucallpa. Da a conocer el cargo que ocupa,
los logros de su gestión. Previamente, revela a Aguaytía como su tierra natal y
su inmigración a la ciudad capital Pucallpa, a razón de intervención del MRTA
en esta zona.
Destacan su labor de convencimiento a los agricultores
dedicados al cultivo de la hoja de coca para que opten por el producto del
cacao.
Lee la nota completa posteada por Susana Mendoza
Sheen:
Perfil. Es jefa zonal de Devida-Pucallpa
y su mayor logro es haber iniciado, hace cinco años, las labores de
poserradicación de cultivos de coca en Aguaytía y Codo del Pozuzo. Centenares
de familias de agricultores, postergadas por el Estado durante décadas, se
resistían al cambio; hoy 2,500 se benefician.
A los 7 años tuvo que dejar Aguaytía, su tierra natal,
porque las balas cruzadas entre el MRTA y la Policía Nacional la despojaron de
la tranquilidad de su infancia. Su familia decidió trasladarse a Pucallpa para
recuperar el sosiego, y fue parte de ese contingente de desplazados que la
insania del terror produjo. Esa experiencia la marcaría de por vida, por eso
hoy está convencida de que atraer a los cocaleros a la legalidad es una forma
de encontrar la paz.
Es jefa zonal de Devida-Pucallpa, coordina con las
oficinas que tiene la institución en Pozuzo y Aguaytía, su función es asegurar
que se cumplan las actividades que se planifican para que los agricultores
dedicados al cultivo de coca dejen el lado oscuro y encuentren la luz de la
seguridad y desarrollo.
“Nuestros aliados son los alcaldes distritales y
provinciales, pues con ellos desarrollamos proyectos agropecuarios para las
comunidades cocaleras y excocaleras. Hoy cultivan plátanos, café, cacao, que se
están potenciando para su venta en el mercado nacional”, comentó.
Cinco años atrás, no hubiera imaginado este importante
y esperanzador crecimiento de las familias que por años se dedicaron al cultivo
ilegal. Entonces, Laura estaba a cargo de la oficina de Aguaytía y no era fácil
convencer a las mujeres y hombres del campo de dejar el cultivo de la coca para
dedicarse al del cacao.
Erradicar era un verbo extraño para aquellas 120
familias iniciales, que preferían “lo conocido” que “lo bueno por conocer”. Tantos
años de abandono del Estado, recuerda, hacían desconfiar del éxito de esta
iniciativa. Se habían acostumbrado a vivir con la respiración entrecortada.
La labor de esta mujer, de profesión psicóloga, fue
casi pastoral. Visitó casa por casa, habló con cada agricultor, les explicó que
la vida legal era mejor que la que se construye a oscuras, que la
transformación del cultivo iba a traerles mejoras en sus vidas. En el 2012
dudaban. Pero los resultados fueron apareciendo. Hoy, un lustro después, 2,500
familias cambiaron sus destinos.
“La cultura cacaotera ha generado un cambio de vida,
la gente se ha dado cuenta de que vivir en la legalidad es tener una vida
armoniosa y estable”.
Enamorada
de su trabajo
A Laura le gusta estar en contacto con la gente,
hablar con ella, escucharla. Durante años, ni autoridades nacionales ni locales
oyeron a los agricultores. Está convencida de que mientras más cerca se
encuentre un servidor público de la población, se diseñarán e implementarán
mejores políticas públicas.
Recuerda especialmente a la abuelita, así le decían a
una anciana que había dejado la sierra a causa del terrorismo para instalarse
en el centro poblado de Huipoca y sembrar coca, cerca de Aguaytía, en la
provincia de Padre Abad, lugar donde Laura empezó su trabajo de
poserradicación.
“Vivía aterrorizada, no tenía tranquilidad. Hoy es
dueña de tres hectáreas de tierra donde cultiva cacao. Uno de sus hijos la
apoya. A ella la acompañé en sus retos, su cambio de actitud, la entrega de
semillas, la supervisión permanente de su compromiso por tener su parcela
limpia”.
Oportunidades
Laura quiere que los peruanos sepan que en Devida se
trabaja incansablemente porque familias que viven en pobreza o pobreza extrema
en la zona del Codo del Pozuzo y Aguaytía tengan una vida lícita por medio de
la promoción de cultivos alternativos.
“Generamos nuevos cultivos, desarrollo humano y
valores, mensajes positivos. No es sencillo llevar una vida lícita. Por eso les
decimos que crean para que vean. Me considero una psicoagrónoma, estoy atenta a
las emociones de los agricultores, a sus sentimientos de desconfianza, y los
apoyo para que sean legales y productivos”.
Hoja
de vida
Es
psicóloga formada en la Universidad Nacional Hermilio Valdizán.
Es
Magíster en Gestión Pública por la Universidad Nacional de Ucayali.
Fuente:
El Peruano
Leer original: Aquí

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