Con
mucha emoción nuestros escolares retornan hoy a la escuela, luego de disfrutar
de sus vacaciones. Cómo no recordar ese sentimiento tan especial de volverse a
encontrar con los compañeritos de aula y los maestros y maestras que hoy también
deben sentir los alumnos en su primer día de clases.
El
recibimiento acogedor y con calidez forma parte de las actividades del buen
inicio del año escolar, para el cual la plana directiva, docente y APAFA de
cada una de las instituciones han preparado con anticipación.
No
obstante, tenemos que mirar a nuestra
escuela y a la educación de nuestro país, cuánto hemos avanzado y qué se hizo
para avanzar. En la conversación cotidiana se mantiene la calificación a la
educación antepasada como la mejor. Desde nuestro parecer, no tanto es así. Lo
que sí creemos es que la educación pasada fue más riguroso en la disciplina y
el comportamiento. Hoy la educación está concentrado más en el desarrollo de
las competencias, es decir enseñarle al estudiante a ser ejecutivo, capacitarle
pare que realice, produzca, aplique. La exigencia del comportamiento es tarea fundamentalmente
de los padres.
La
escuela intenta dejar definitivamente la forma tradicional, se hacen los
esfuerzos desde el mismo Ministerio de Educación; pero no podemos afirmar que
ya nuestra educación ha dejado esa vieja forma de enseñar. Aún existen
dificultades para hacer una enseñanza al nivel del estándar científico,
organización y aplicación tecnológica que es la demanda actual.
El
contar con un Plan Nacional, conjunto de planes regionales, documentos de
trabajo, materiales educativos y normas, es otro avance. Pero requiere una orientación para conectar todo ese material y darle el sentido real.
Ser
maestro íntegro no es tan sencillo, tiene que dotarse de conocimientos multidisciplinarios.
El maestro debe dominar psicología,
didáctica, arte, pedagogía, derecho y otros. Además de eso, el maestro debe
conocer plenamente su área o especialidad.
La
tan mentada revalorización docente es muy limitada. La mayoría de los maestros
siguen relegados y han sido degradados muchos por los gobiernos de turno y el
sistema. Ahí aún no hay avances serios. El aumento de sueldos que se publicita
por los medios, es minúsculo y es previo al aumento de más recarga laboral. Los
ascensos se postergan y los cupos son mínimos.
Entonces
así estamos; pero el optimismo viene del corazón. De poco, el maestro trabaja
casi gratis. Pero también el maestro es responsable con su familia. Es por eso
que tiene que separar su tiempo para hacer emprendimientos que le permita sustentarse.
Por
ello, como parte de la mirada a la realidad educativa y en este retorno al
colegio, a quien tenemos que reconocer realmente es al maestro. Enseñar no
tiene precio.
Escribe:
Prof. Bilsán Salazar Uzuriaga

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