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lunes, 15 de agosto de 2016

NUESTROS JÓVENES NO QUIEREN ESTUDIAR LA CARRERA DE EDUCACIÓN



























En  una de mis clases, antes de hablar sobre el tema de vocación, a mis alumnos del primer año de secundaria, les solicité que cada uno me indicara la carrera que estudiará. Todos dijeron de su preferencia: ciencias políticas, medicina, ingeniería, Etc.; pero ninguno me mencionó la carrera de educación (maestro). Seguro que muchos de mis compañeros profesores habrán tenido la misma respuesta de sus estudiantes a una pregunta similar.  

Con la intención de ahondar el asunto, solicité que me indicaran por qué no había nadie que se interesaba en la carrera de educación. Los estudiantes casi al unísono me  respondieron por los bajos sueldos y por la gran carga que significa la profesión. Lo estudiantes no dejan  tener razón.

Los gobiernos de turno han modificado las leyes tratando de revalorar a  la carrera, el cual sigue el esquema estímulo salarial a efecto de meritocracia. Con esa idea se pretendía captar a los mejores para la carrera, subiendo los puntajes mínimos de 10.5 a 14 para iniciar a estudiar para maestro. Este experimento no funcionó, no hubo interesados y los jóvenes no les creyeron; por lo tanto, el gobierno no tuvo otra opción que retornar al 10.5 para iniciar a estudiar la carrera docente.

Además de eso, las malas experiencias vividas en los últimos años los docentes con los gobiernos han llevado a ahuyentar a los jóvenes para interesarse en esta importante profesión. Las consecuencias son más desventajosas, porque como no hay docentes de profesión, se está retornando a los otros años, contratar a personal de cualquier carrera para ejercer pedagogía. Eso ya sabemos a dónde nos lleva. Muchos otros profesionales de educación no quieren ejercer porque no ven recompensado su trabajo. 

Está bien que se piense en meritocracia, ascensos y pedir rendimientos mínimos para esta carrera, pero eso no debe ser motivo para mantener a los cientos de maestros del país en la miseria y el olvido. Se tiene que pensar en la revaloración  real de la carrera y de manera universal. Considerando que esta profesión y los maestros del Perú son el fruto de nuestra misma educación peruana, de las universidades, institutos, de las  políticas educativas y de las políticas del estado, sin dejar de lado la responsabilidad del propio maestro, obviamente.

Si el estado va continuar con sus desaciertos plasmados en la Ley de la RM, aumentar sueldos y pagar mejor solo a los pocos (poquísimos), tendremos a la mayoría de los maestros con rendimientos mínimos y más preocupados cómo sustentar sus necesidades básicas que comprarse un libro, llevar cursos en línea o estudiar un grado más.

Entonces, sabiendo de antemano que el docente es el factor principal para la mejora de los aprendizajes, será indispensable en el gobierno actual apueste por todos los maestros asegurándoles lo básico.

Hasta el  momento solo han sido ofrecimientos. Todos los maestros del Perú esperaban un aliciente en el mes de julio, ahora se les da una nueva esperanza. Que no sea vana  ilusión. Sobre todo, se requiere dar muestras reales de que estamos en el cambio educativo y eso debe reflejarse en nuestros jóvenes. Se notará cuando tengan ellos buenas expectativas en esta carrera, eso aún no ha pasado.

Escribe: Prof. Bilsán Salazar Uzuriaga

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