A
quién le han ganado los que tienen los timones del CORAH y de DEVIDA de
Aguaytía, y si le han ganado a alguien por qué no nos demuestran que son campeones
y dejan de asumir el papel de unos pobres cobardes y perdedores.
Tratando de ayudar y evitar la violencia, sabiendo que el diálogo es el mejor camino para
solucionar los problemas, hasta por dos ocasiones les invitamos a los jefes de CORAH
Y DEVIDA a dialogar y participar en la solución del problema de los cocaleros;
pero parece que estos jefecillos que operan en Aguaytía, no lo entienden de esa
manera. Ni siquiera se han dignado en contestar a ninguno de los oficios
remitidos. Molesta e irrita que solo gentes de tal calaña estén a cargo de
estas entidades.
Aun
no entienden que gracias a los cocaleros
tienen el trabajo. Si no hubiera coca, no habría DEVIDA, no habría CORAH. Si no
hay estas entidades, no habría trabajo ni comida para estos “señores”.
Será
que su conciencia les acusa de ser los responsables del mal funcionamiento de
los Programas de Desarrollo Alternativo.
Del encausamiento de los Proyectos, en nombre de los cocaleros, a favor de los
menos indicados, con el método de trance bajo la mesa, y solo para justificar darles migajas a algunos agricultores. De gastar grandes sumas de
dinero y no tener resultados reales.
O
es que el CORAH teme a que los agricultores cocaleros les enrostren de ser
cómplice camuflado de los grandes cocaleros ilegales, que tienen de 20 a 30 hectáreas
de coca y que están en zonas alejadas,
cuyas plantas están preservadas para seguir proveyendo a los narcotraficantes.
Tal
vez CORAH y DEVIDA se dan el lujo de
desafiar ahora porque los ex dirigentes de los cocaleros han sido domados por
la represalia y otros han pasado a ser serviles de la patronal.
Quién
sabe si se sienten con más confianza y ningunean a toda protesta ya que ahora
también cuentan con el aval del alcalde
Maguiña por haber firmado convenios a cambio de migajas.
Pero
quizá el motivo principal de su ausencia de estos sea el temor a ser
avergonzados públicamente por los olores nauseabundos de sus más de 500 obreros
“Jalacocas” que dejan en sus campamentos; la contaminación con descartables, deposición
de eses sobre las chacras agrícolas y manantiales causando daño al medio
ambiente, la ecología y la salud de humildes agricultores.

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