He
decidido escribir sobre este tema porque me preocupa la actitud de mis colegas
agrónomos que se alejan de los principios y de la ley del agrónomo, el cual
dice: “Para mejorar los campos y los cultivos los ingenieros agrónomos tenemos
que dejar las oficinas, las camionetas, ingresar al campo a ensuciarse y
sudar. Ese es el único lenguaje que
entienden las plantas y el suelo”.
Pero
en la actualidad no se viene realizando esta actividad y no sé cómo nuestra
sociedad lo permite y también se queda callado ante este gran problema. Otros profesionales, tan solo por ponerlo
como ejemplo, los de ingeniería civil, si se les cae una casa o un puente,
ellos son denunciados y hasta anulados sus títulos. Y acaso no es más importante que todo ello
nuestra biodiversidad que se viene perdiendo con la tala indiscriminada. Cuando
nuestras especies ya no existen qué dirán mis colegas agrónomos o es que las
oficinas los hicieron olvidar los principios que en aulas se aprende. Amigos, nuestros recursos genéticos nativos
se está perdiendo.
Ya
no existen recursos genéticos en nuestro campo. Nuestros frutales nativos se
están extinguiéndose porque en nuestro país y región nadie promueve su
conservación. Me dio mucha pena, en la
actualidad, en el campo ya no encontrar un marañón, una anona, una guanábana,
un huito, etc.
Porque
todo los tumbaron, porque nadie dio a conocer que estos frutales nativos son la
solución de los problemas de salud y alimentación que existe en nuestro medio.
Hasta
me atrevo a postular que en nuestro país se ha pagado a gente para no realizar estos trabajos de preservación
de nuestros recursos. Durante el proceso
de elaboración de mi trabajo de investigación sobre este tema me encontré con
unos ciudadanos extranjeros que venían llevando semillas y estacas de nuestros
frutales nativos a su país, porque ellos ya estudiaron y saben que ahí esta la
solución de sus problemas, no solo en
salud, si no también nutricional. Mientras tanto qué estamos haciendo nosotros
los agrónomos.
Amigos, despierten, digamos algo. Quien lo hará si no lo hacemos nosotros que
conocemos el tema. Les digo esto como una voz que clama y reclama en el
desierto. Despierten, nuestros recursos están ahí, tenemos que conservarlo para
que en un tiempo ellos nos salven.
Amigos,
tomen este tema en serio y ayúdenme hacer realidad mi sueño de recuperar
nuestros frutales nativos.
ESCRIBE:
EDGAR JAIME FALCON FIGUEROA

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