Luego
de su deceso del eminente maestro, Luis Velásquez Salinas, en la ciudad de
Pucallpa, por efectos del flagelo sufrido, por el último ventarrón del 30 de
setiembre, fue traído ayer a esta
localidad y sus familiares venido de distintas partes del país y el extranjero,
acompañados de los vecinos que reconocen la trayectoria del profesor, velan sus restos en la Casa del Maestro, en
Jr. Garcilaso, Mz. S Lt. 10.
Durante
su vida ha dado todo de sí en la educación, en el deporte, en la luchas
sociales, etc.; ya sea como maestro, como dirigente deportivo, como dirigente
magisterial, para que finalmente termine sus días dedicado a la representación
de la belleza natural de esta provincia, a través de la pintura, los mismos que
han sido expuestos para el día del maestro, homenajeándolo, en el mismo local
donde ahora se le vela.
Este
desenlace ha consternado a la población en general, es por eso que los diversos
sectores, instituciones, entidades y personalidades; por todos los canales, expresan sus pesares por la partida del MAESTRO.
Contaba
ya con 89 años y aún tenía vitalidad y lucidez; pero la inclemencia del tiempo del 30 de setiembre,
el ventarrón que arrasó plantas y viviendas, le dejó sin techo al segundo piso
de su casa, donde tenía su taller de pintura y su biblioteca; empapando
la lluvia a él y a todo lo que ahí había; el cual ha afectado a su cuerpo delicado y a su
estado emocional. Luego de permanecer muy mal y su negativa también de ser
trasladado para ser tratado por los médicos, se fue para siempre.
Se
sienten muy identificados los maestros, los deportistas, los artistas, los
ciudadanos en general. Los maestros lo recuerdan porque Luis Velásquez ha sido
un maestro clasista nato, de acción, es por eso que estuvo en el SEPA,
conjuntamente con los pioneros del SUTEP. Los amantes del fútbol los recuerdan
porque por varios años, ad honorem, ha servido como presidente de la Federación
Provincial de Futbol. Los artistas se
identifican con él porque fue ejemplo de
entrega a la pintura con sus técnicas especiales y los ciudadanos, le reconocen
como un defensor social, un justiciero
permanente, que estuvo a la cabeza de las luchas por largos años.
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