El Boquerón del Padre Abad, descubierto en 1757 por el misionero Alonso de Abad, situado a 22 kilómetros de Aguaytía (ave negra en idioma Shuay) es un fenómeno natural asombroso constituido por un túnel que orada las rocas y da paso a un cristalino río que ha erosionado la Cordillera Azul haciendo luego un corredor estrecho exuberante en vegetación producida por la humedad del ambiente, el clima tropical y el agua que se precipita desde alturas de más de cien metros, formando una floresta llena de helechos, begonias y orquídeas.
En el centro de él hay dos inmensas cataratas denominadas: “El velo de la novia” y “La ducha del diablo” que al verlas uno siente estar en el origen de la creación, en la matriz del mundo, en el parto del cosmos. Se crea un ambiente mágico e irreal, en donde el agua no es agua por más transparente y a la vez más neblinosa, la tierra tiene otro significado porque es irreal, la luz del sol se descompone en mil prismas y arco iris, y donde el aire es extasiante.
En el breve tiempo que se demora cruzarlo el viajero tiene alucinaciones, se siente nacer y se siente morir, hay un sistema de puentes por los cuales uno siente que avanza pero a la vez regresa; hay una sensación de haber caído en un laberinto, en una adivinanza incontestable, en un misterio absoluto, donde uno no sabe si a muerto o es el mismo quien después de un hondo suspiro, emerge otra vez a la vida.
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